Yoga, música, sonido y voz se complementan y unen para transformarse en una herramienta sumamente completa en la exploración de nuestro interior.
«El dulce sonido atrapa al ciervo, la dulce música encanta a la cobra, el dulce Nada atrae a la mente»
del Nada Yoga de Sri Swami Sivananda.
Hay una música sutil en todo lo que nos rodea: en la lluvia, un arroyo que corre, el viento, el mar, en la risa y el llanto.
La música nos acompaña y la necesitamos como una manifestación de nuestro propio interior. La música expresa algo más allá del ego, más allá de la personalidad
Música y sonido han sido utilizados como técnicas terapéuticas para ayudar al desarrollo progresivo de la mente, a la distribución de la energía para favorecer la salud y alineación del cuerpo sutil y físico. Los sonidos armónicos actúan sobre las estructuras óseas y musculares y activan la circulación sanguínea, retrasando el envejecimiento de las células por el flujo continuo de oxígeno. Para la filosofía hindú el sonido se iguala a la conciencia universal, al proceso de la creación, quien quiera acercarse a la música hindú se enfrentará con reflexiones filosóficas sobre la materia (sonido), el espacio (disposición de las notas musicales) y el tiempo (estructura ritmica).
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