El prana según la antigua doctrina de los sabios de Oriente, es la energía, el núcleo originario del que surge cada vida, cada movimiento, cada actividad.
El prana es la fuerza vital cósmica que actúa sobre la menor vibración del mundo. Los chinos la llaman Chi y los japoneses Ki. Según la filosofía Vedanta, es el sentido íntimo de las fuerzas naturales y la forma de su manifestación. Sin prana no hay vida.
La vida comienza con las moléculas de la célula, en el protoplasma. Pero en la célula no sólo se manifiesta vitalidad, sino también inteligencia. El alma que se quiera manifestar de forma corpórea desarrolla, con ayuda del prana, los órganos adecuados y construye cuerpos que viven en la tierra de manera correspondiente a su propio destino.
El prana que actúa sobre nuestro espíritu, nuestro cerebro, y sobre nuestro cuerpo, está más cerca del prana que llena el Universo. Y nosotros estamos en armonía con el prana universal sólo cuando somos capaces de dirigir y dominar con nuestra voluntad las ondas del prana que habitan en nuestro cuerpo material. El pensamiento que domina y dirige el prana es la clave mediante la cual podemos abrir o cerrar la puerta de la vida.