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San Antonio de Benageber

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¿Qué son las Asanas?

Un asana se describe como una postura estática, firme, fácil y cómoda. Se mantiene inmóvil un tiempo, pues la consecuencia de esa permanencia es la acción profunda que ejerce tal postura lo que nos interesa. Uno de los requisitos primordiales en las posturas es que se aflojen todos los músculos que no intervienen en el ejercicio, consiguiendo que se relajen otros grupos musculares más profundos, incluso contracturas inútiles casi siempre inconscientes. Esto se va consiguiendo por medio de un adiestramiento sistemático.

La permanencia prolongada en la misma postura realiza una acción tan profunda que toca los centros nerviosos y las glándulas endocrinas, produciendo efectos notables, ya no sólo fisiológicos, sino incluso mentales.

Con una serie de posturas combinadas entre si favorecemos que el flujo del prana discurra armoniosamente por todo el cuerpo aportando, estímulo, fuerza y tranquilidad.

Realizando los movimientos con suavidad en cada paso, nos lleva a reforzar el sistema nervioso, aumenta la vinculación de la mente consciente con nuestro organismo físico, desarrolla la habilidad y adaptabilidad del cuerpo para moverse con soltura y desenvolverse bien en el mundo que le rodea

Actitud mental en la ejecución

Es primordial y necesario que la mente siga el proceso de cada ejercicio con total atención. Primero para realizar con todo detalle cada una de las fases del ejercicio. Y además dirigir conscientemente cada etapa. Con esta atención conseguimos no sólo darnos cuenta de que hemos movido un brazo o una pierna con la atención externa corriente, sino con una atención interna al hecho fisiológico del movimiento que hay que realizar en las distintas posturas.

 Esta atención nos permite profundizar en los estados. Cuando conseguimos una postura, parece que ya no queda nada que hacer en ella; no es así. La atención interior descubre, que después de estar varios meses realizando la misma postura, que en tal punto del cuerpo se está haciendo una fuerza inútil, que sólo puede perjudicar, y al aflojar un grupo de músculos o uno sólo el ejercicio se transforma de repente por completo, experimentando la sensación nueva de que una fuerza desconocida abre la puerta hacia un nuevo estado.

Con esta atención observamos cómo es nuestra respiración y como se modifica en cada postura o asana.

También nos facilita el darnos cuenta y realizar los ejercicios con la máxima economía posible de energía.

Gracias a la atención incorporamos a la mente consciente la energía biológica liberada en cada ejercicio, que pasa a aumentar la seguridad y solidez interior, generando una fuente de paz y fortaleza interna que también se refleja al exterior.